La burbuja artificial de la escuela frente al mundo real

10-1-2011

Hace unos días, escribía comentando la importancia de que la escuela tuviera una relación más directa con la sociedad y el entorno para preparar a los ciudadanos de forma realista, útil y que resulte motivadora para los estudiantes. Hace unos días me encontré con un artículo donde es evidente justo la idea contraria: las escuelas deben "proteger" de todo contacto con el exterior a los estudiantes para evitar todo posible riesgo. Muy práctico y útil [sic]

El contexto es un artículo en ReadWriteWeb donde Audrey Watters comenta que Google Apps ahora ofrece a los administradores la posibilidad de bloquear el email de los estudiantes para que solo puedan enviar emails a gente de su propia escuela o incluso de su propia clase (??!!)
One of the concerns that I heard most often expressed centered around students' access to and usage of email - concerns about safety, privacy, and acceptable use. Will students mis-use email? Do parents approve of giving students accounts? At what age should a child get an email account?
Puesto que el email es un medio de comunicación, vamos a hacer la pregunta con otro medio pero el mismo fin: "¿Usarán los estudiantes mal el teléfono móvil? ¿Aprueba los padres que se les dé un móvil a los estudiantes? ¿A qué edad debería un niño tener un móvil?" Obviamente, cuando hablamos de un móvil, la respuesta es que lo tienen desde edades ridículamente tempranas y nadie parece tener ningún problema. 

Pero si vamos más allá, puesto que hablamos de medios de comunicación y riesgos en su uso, pensemos en la palabra. ¿Usarán los estudiantes mal sus palabras si hablan con la gente por sí mismos? ¿Aprueban los padres el hecho de que los niños tengan oportunidad de hablar con la gente solos? ¿A qué edad debería un niño comunicarse con las personas sin supervisión de un adulto? 

Intentar limitar la comunicación a través de un medio de comunicación concreto es algo ridículo, porque los riesgos de privacidad y seguridad no son inherentes al email. Un niño puede ser engañado por teléfono, por carta, en persona o por cualquier otro medio de comunicación. La clave no es evitar que se comunique, sino que aprenda los riesgos de la comunicación, las medidas de seguridad que tiene que tomar y así se prepare para la vida real, que es de lo que se trata. 

El artículo cita la opinión al respecto de Laurie Tranmer, la responsable de la gestión del email en las escuelas públicas del condado de Prince George:
"We are confident that this will help protect our children from inappropriate communications and [we are] excited about new class activities and collaboration that email will bring. Not all kids are comfortable speaking up in class and this gives many of them another avenue to approach their teachers"
Este es el tipo de actitud que criticaba en mi artículo anterior. "Esperamos que esto ayude a proteger a nuestros niños de comunicaciones inapropiadas"?? La función de la escuela no es proteger a los niños del mal que hay "ahí fuera". La escuela debe preparar a los niños para no ser víctimas de ese mal, que es muy distinto, aunque también cumple la protección, presente y futura. El hecho de encerrarlos en la "seguridad" de la escuela no les ayudará en nada cuando estén fuera de ella y tengan que enfrentarse a todo por sí mismos. Así que una herramienta tan potente como el email va a servir solo para comunicarse con sus profesores, no sea que lo usen para enviar un email a un amigo, o para pedir información a alguna parte, o para mandar un email a su primo... ¡¡Que el Cielo nos proteja de tales usos!! 

Podemos suprimir las escuelas de las ciudades, donde hay tantos peligros (coches que te pueden atropellar, gente que te puede atracar, macetas en los balcones de los edificios que te pueden caer en la cabeza, palomas que te pueden ensuciar y cuántos riesgos más...) y crear escuelas rurales alejadas de núcleos de población, sin cobertura de móviles (no sea que reciban llamadas "inapropiadas"), sin conexión a Internet (no sea que reciban información "inapropiada"), con uniforme estricto (no sea que la envidia enturbie sus pulcras mentes). Eliminamos del currículum cualquier referencia al sexo (no sea que les convierta en unos pervertidos), a otras religiones (no sea que les corrompan el alma) o a otras culturas (no sea que pierdan las sanas tradiciones de siempre)... Una escuela protegida de cualquier ataque, como en esta ilustración de Balt-arts.

Y la pregunta es ¿qué hará el niño cuando salga de ese "santuario" de "protección, virtud y pureza"? ¿Cómo reaccionará a todos los nuevos estímulos que fueron eliminados sistemáticamente? ¿Quién le aconsejará cómo afrontarlos? Eso sí creo que es el auténtico fracaso escolar, el no formar ciudadanos preparados para enfrentarse a los dragones de la sociedad del s. XXI.

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